26.3.25 - 4 comments

TEMBLOR EN LA TIERRA

Una vez la tierra tembló
al recibir un cuerpo que apenas era cuerpo.

Un cuerpo que tenía raíz 
y que quería ser tronco y ramaje 
y savia en curso fluyente 
que aprendiera a hibernar 
y luego a florecer de nuevo y más tarde
a saberse sombra de otros cuerpos vivos. 

Porque los cuerpos no nacen
para estar muertos. 

La tierra tembló como lo hace cada día
por tantos hombres que caen. 
De ella, en aquella profundidad desconocida,
al cuerpo le crecieron cabellos revoltosos
un mentón afilado y duro
una barba hirsuta 
un pecho de lluvia nutriente
sabiéndose ya entraña de la vida. 
Y la mirada permaneció abierta
desafiando el paisaje borroso.

Una alondra emitió su voz acusadora
y la tierra volvió a temblar. 

Caída indeseada
desde allá abajo una mano oscura
arranca de la superficie al hombre bueno. 
La maldad no avisa 
y el hombre, incauto o prevenido, 
no sabe evitar la involuntaria captura. 
Atónito. La voz le quiebra sin entender 
su aguda inmersión en el silencio. 

Entonces el ave, junto a él, extiende su plumaje 
y se resiste a apagar el canto. 
Sabe que no puede abandonarle. 
Mira los ojos inmaculados del hombre
limpia el perímetro del yacente
y despliega su vuelo para salvarlo del olvido.



Hernán Eugenio González Soria, estudiante de Medicina de 20 años en Tucumán, hijo del poeta Juan González, fue secuestrado y pasó a ser uno de los miles de desaparecidos. Sus restos aparecieron hace pocos años en el Pozo de Vargas, en Tucumán, y fueron identificados junto a los de más de 150 personas. 

4 comments:

Gracias por ponerlo. Se lo diré a familiares. Salud.

Muchas gracias por compartir este conmovedor poema sobre mi hermano Hernán E. González.

Desconocía su historia, y estas historias no se deben perder en la memoria histórica del tiempo.... Era tan joven

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